En conjunto protege casi 30.000 Km2; el parque nacional en la República Centroafricana (a partir de ahora RCA) se llama Dzanga-Ndoki, que cuenta con tres campamentos.
El primero en el que estuve se llama Mongambe (casi como la película), luego pasé por Baï Hokou y finalmente por Dzanga BaÏ. Desde los dos primeros se llevan a cabo proyectos de habituación de gorilas, para que se les pueda visitar turísticamente y el tercero tiene una plataforma para ver fauna en el que probablemente es el baï más concurrido de toda la zona.
La selva del Congo es la selva más grande del mundo después de la Amazonía, pero tiene algo, aparte de megafauna, que ésta no tiene y son los "baÏ".
Baï es la palabra que los BaAka (el nombre que los pigmeos se dan a sí mismos en esta zona) dan a los claros en medio de la selva. Son zonas un poco más llanas que el resto, donde los ríos se desparraman formando humedales y que el continuo trabajo de los elefantes impide que sean reconquistados por la selva.
Habitualmente en la selva es muy difícil ver animales, incluso no es un sitio donde vayas a ver grandes paisajes, precisamente por ser un bosque muy cerrado; por eso los baï son tan atractivos, porque te permiten ver la selva "desde fuera" y atraen a muchos animales a beber y a chupar las sales que se acumulan en sus orillas.
En contraste con las sabanas a las que estaba tan acostumbrado, en estas zonas todo se hace a pie, con lo que disfrutas mucho más de la naturaleza; para no perderse en la selva, lo cual es extremadamente fácil pues uno se desorienta enseguida, íbamos siempre acompañados de rastreadores baAka (léase bayaka); otro día hablaré más de este interesantísimo pueblo, pero remarcar ahora que el conocimiento que los baAka tienen de su bosque es impresionante, nunca había visto un conocimiento tan profundo de su medio en una población indígena.
Y para no aburrir más, pongo las fotos: