Como quisimos ahorrarnos los 15 dólares del visado, por ratas, dejamos el pasaporte en el aeropuerto.
Sí, has leído bien: en un país que no es el nuestro, que no hablan nuestro idioma ni ninguno conocido por nosotros y con alto nivel de corrupción, no se nos ocurre otra cosa que pasearnos por todas partes sin pasaporte ni ningún documento que demuestre que está donde diríamos que estaba en caso de necesidad.
Del posible alcance de esta imprudencia, digna de viajeros de pulserita, nos dimos cuenta cuando llegamos al aeropuerto y había gente, principalmente europeos, histérica tras más de 24 horas de espera para recuperar su pasaporte.
Afortunadamente no pasó nada y una señorita muy simpática y con los nervios bien templados nos acompañó a nosotros y a otros 10 mzungus por todas las dependencias y puertas traseras del aeropuerto hasta dejarnos a cada uno en la puerta de embarque pertinente. Con nuestro pertinente pasaporte, como debía ser.
Las escenas de histeria colectiva se sucedían tras cada control policial, con diez personas pidiendo a gritos sus pasaportes y la amable y templada señorita, contestando y manteniendo los pasaportes entre sus manos pese a los intentos infructuosos por evitarlo.
La nochebuena la pasamos en el hotel de El Cairo comiendo un decente bufé; llegamos a las 5 de la mañana del día de Navidad; perdieron nuestras maletas, que recuperamos un par de días después en perfecto estado.
Y todo esto para llegar a Madrid, España, en plenas navidades.
Las navidades son probablemente la época del año que más detesto porque se aúnan varias de las cosas que más me molestan, a saber: la exacerbación religiosa por quienes no lo son, la exacerbación consumista por todos, las comidas con desconocidos que se dicen familiares y con los que no tienes relación alguna, y las fiestas varias.
Sí ya sé que soy rarito, así que ahórrate el comentario.
A todo esto se une que estar fuera de Madrid durante un año hace que me apetezca ver a la gente, (sí, has leído bien, me apetecía ver a la gente) lo que unido al escaso tiempo que iba a pasar allí, se tradujo en un estresante maratón de comidas, visitas y quedadas varias.
Solución: no más vuelve a casa vuelve por navidad... si acaso por verano...
A pesar de todo, me alegro de haber visto a los que vi y siento no haber visto a algunos de los que no vi.
Las fotos de Egipto: