Desde que regresamos a Nairobi, nos planteamos con un amigo de aquí ir a los Ruwenzoris en semana santa. Los Ruwenzoris es una cordillera de montañas entre Uganda y Congo que cuenta con el pico Margarita, tercera montaña más alta de África y la única de las tres que está ubicada en una zona montañosa propiamente dicha, ya que tanto el Kilimanjaro como el Monte Kenia, son montañas aisladas de origen volcánico, y que no forman parte de una cordillera montañosa. De los Ruwenzoris ya hablaré cuando regrese de allí; ahora de lo que quiero hablar es del entrenamiento para ir allá. Tan pronto llegamos volvimos a ir al gimnasio, en cuya báscula pude comprobar que las navidades se habían saldado positivamente con 5 kilos,de grasa por supuesto, que los reyes son generosos pero no tanto. Así que desde entonces no paro de hacer ejercicios aeróbicos destinados a ponerme en forma y a bajar de peso. Lo primero va bastante bien, pero lo segundo está siendo más difícil, ¡demasiada vida social! (he bajado solo un par de kilos). Ayer fuimos al volcán de Longonot, que algunos ya conocéis; la idea era hacerlo a tope, casi sin parar, ida y vuelta rápida y volver a casa a dormir la siesta, ya que la noche anterior habíamos tenido una cena en casa donde acumulamos 14 personas. Y así fue, en poco más de tres horas contando las paradas, hicimos el volcán hasta la cima, rodeamos todo su cráter y bajamos medio corriendo, medio andando. Y para seguir con el entrenamiento para los Ruwenzoris, este fin de semana el Monte Kenia...
1 Comment
Los que seguís este blog os habréis dado cuenta que siempre cuento lo que hacemos cuando salimos al campo o a algún sitio fuera de la ciudad, y esto es porque es lo que me parece más interesante. Pero eso no quiere decir que cuando no salimos de Nairobi, no hagamos nada interesante.
El fin de semana pasado tuvimos una fiesta de despedida (más dos cumpleaños) que estuvo espectacularmente montada, con catering, DJ, pantalla proyectando películas de culto y cosas así; todo ello en un jardín gigantesco que tienen unos amigos cerca de nuestra casa. La fiesta estuvo bien y mejor habría estado si el DJ no se hubiera empeñado en poner su electro-acid-berlin-funk-house con toques de african flava, (no lo traduzco porque en realidad no siginifica nada) que aburrió al personal y dejó la pista de baile despejada hasta que llegaron las típicas horteradas al rescate. (En realidad no me quejo de esto, de haber predominado las horteradas españolas fiesteras, habría durado en la fiesta bastante menos) Al día siguiente, como no madrugamos y como teníamos un amigo que se presentaba al concurso de paellas organizado por la Asociación de Hispanohablantes, nos fuimos a catarlas. No estuvo mal, todo hay que decirlo, aunque llegamos casi a las últimas, pero lo justo para poder comer sin tener que cocinar. No todos los fines de semana tenemos dos actos sociales tan relevantes, pero sí que es verdad que actos de este tipo no faltan en esta ciudad, aunque no me anime ni a la mitad de los que nos invitan. Esta noche, otra fiesta de despedida... (No tengo fotos de las paellas). Hace mucho tiempo en un lugar muy cercano, la selva del Congo llegaba hasta Kenia. Hoy lo único que queda como testigo de tiempos mejores es el bosque de Kakamega, una masa forestal de más de 40.000 hectáreas (aunque parte no son del bosque original) al este del país y que no suele entrar en los circuitos turísticos, a pesar de que es el único sitio donde se pueden ver muchas especies más propias de Congo y el África central, que de Kenia y el este de África.
A la vuelta pasamos por Kisumu, la ciudad al borde, pero de espaldas, del lago Victoria y comprobamos que la ciudad en sí no merece una visita, pero el lago sí. Desde el avión pudimos ver que hay en las cercanías de Kisumu varios barcos atascados por los jacintos invasores, que es una más de las plagas del lago. En Kakamega nos alojamos en unas casas del Servicio Keniano de Vida Silvestre que están muy bien y que parecen subutilizadas, son baratas, tienes que llevarte la comida, pero es una de las mejores opciones para viajar a la mayoría de los parques, aunque en algunos son difíciles de conseguir y hay que reservar con mucha antelación. Las fotos. |