Hay varias páginas que hablan extensamente sobre esta gente, así que me limitaré a poner ciertas impresiones que me han dado mi escasa convivencia con ellos durante apenas un mes.
Los baAka son uno de los pueblos más antiguos de África, lo que es lo mismo que decir que son uno de los pueblos más antiguos del mundo.
En gran parte todavía son cazadores-recolectoras (o recolectoras-cazadores, como proponen algunos antropólogos, ya que aquélla actividad es más importante que ésta según el aporte calórico diario), aunque cada vez más se van asentando en los márgenes de las sociedades bantúes que les rodean y cada vez más, dedican parte de su vida a actividades agrícolas (con lo que cada vez más, llevan una vida más marginal); sin embargo, siempre que pueden se vuelven al bosque, donde están en su salsa.
Y eso se nota.
Nunca había visto a un pueblo indígena que conociera tan bien el medio en el que viven. Tenían palabras para todo (a pesar de que el pequeño tamaño de su población y el limitado entorno en el que viven, hace que su idioma apenas posea 3000 palabras), para todos los árboles, plantas y animales que pueblan SU bosque; incluso tienen diferentes nombres para las diferentes especies de hormigas.
Durante las actividades de habituación de gorilas, una de las cosas que se tomaban nota eran los frutos y plantas de las que se estaban alimentando los simios. Conocían todas las plantas y todos los frutos que los gorilas usaban y para todos tenían palabras individuales.
Dicho así parece que su conocimiento del sitio donde viven sea sobrehumano, o al menos exagerado por mi parte, por lo que he de decir que lo que más me impresionó fue una ocasión en la que queríamos visitar todos los baï posible de la zona de Baï Hokou; en varios momentos el guía baAka que dirigía nuestros pasos, dudó, se equivocó y retrocedió buscando mejores opciones y mejores rutas para ir adónde nos dirigíamos; son capaces de orientarse y escoger razonadamente un camino en lugar de otro no porque lo conozcan de memorieta, si no porque conocen el bosque, conocen su hogar.
Entre ellos eran muy joviales y parecían bromear y reir constantemente; su conocimiento del francés era solo un poco mejor que el mío y mis dotes con el sango o el baAka son los mismos que con el chino o el vasco, así que apenas pude relacionarme, pero sí pude intuir que son un pueblo feliz a pesar su marginalización por parte de los bantúes, que incluso les consideran una "raza" inferior.
Como cazadores-recolectoras, son un pueblo mucho más igualitario que lo que estamos acostumbrados, teniendo las mujeres los mismos derechos que los hombres y gozando, las mayores, el mismo prestigio de sabiduria que los mayores.
Como su cultura es oral, las personas mayores son las más cultas y depositarias de un mayor conocimiento, por lo que, al revés que en nuestras sociedades donde prima la juventud, son las personas más respetadas y sus consejos los más tenidos en consideración.
Las prisas con las que tuve que regresar me impidieron poder pasar con ellos un día en uno de sus poblados, viendo cómo viven, cómo cantan, cómo bailan, cómo cazan, cómo hacen cestas y otras artesanías, cómo comen... en definitiva, viendo cómo son, cómo es una de las culturas más originales de la tierra; motivo suficiente, pero no exclusivo, para volver por allí en un futuro.