Para despedirnos de Kenia nos fuimos con unos amigos a Amboseli, donde pudimos ver montones de elefantes y el Kilimanjaro.
Gracias a Rafael y Zeltia por la excelente compañía. Al acabar el trekking de Simién fuimos a Lalibela, famosa por las iglesias excavadas en la roca de modo que no sobresalen del suelo. Según nos cuentan, las 12 iglesias que conforman el conjunto fueron construidas en tan solo 23 años por unos 40.000 esclavos con la inapreciable ayuda de "ángeles".
El caso es que la cosa es monumental e interesante, aquí unas fotos. Después de visitar los castillos de Gondar y acabar con la primera sesión de iglesias, nos fuimos a las montañas de Simién, donde se encuentra la mayor altitud de Etiopía, el Ras Dashen (algo más de 4500 metros) y en las que pasamos cuatro días, la mayoría del tiempo por encima de 3000.
Etapas: Debark-Senkader: etapa de aproximación, apenas anduvimos un par de horas y llegamos al refugio justo antes de que empezara a llover, constante que se repetiría a lo largo de los días. Senkaber-Gich, la primera etapa tras la aproximación del día anterior. Se pasa por la cascada de Gimba de más de 300 metros y que estaba tomada por los geladas. Vimos quebrantahuesos, además de antílope jeroglífico, saltarrocas, geladas y muchas más aves. Gich- Chenak: la etapa más larga, durante la que pasamos por el Enatie de 4070 m.s.n.m. Vistas que deben ser muy bonitas pero que no pudimos apreciar por la pertinaz niebla. Chenak-Chenak: La idea era subir la segunda cima de la cadena, pero amaneció con muy mal tiempo así que nos quedamos viendo geladas e íbices. Faltó por ver el lobo etíope, abisínico, de Simién, zorro rojo, chacal rojo o lobo rojo, que de todos estos nombre se puede llamar. Desde el 2 de agosto hasta el 20 del mismo mes, pasé unos días en Etiopía con Álvaro, Fran y Marta.
En esta primera etapa pongo fotos de las cascadas del Nilo Azul, del lago Tana y algunas de sus iglesias y monasterios, algunas de la carretera y de Gondar. Espero que os gusten. Ya que he acabado con la serie de los Rwenzoris, voy a dar un poco la coña con otras cosas.
Por el título ya sabréis de qué va esta entrada, así como sabréis muchos de los detalles de la historia, por lo que no la contaré ni enlazaré ninguna noticia externa, es innecesario. De reyes. Soy republicano porque creo que cualquier institución debe ser elegida democráticamente para que realmente parezca que el poder reside en el pueblo (y digo parezca, ya sabemos que el poder reside en quien tiene el dinero). Me da igual si es más caro o más barato, si una persona dedicada de por vida nos representará mejor o peor en el mundo o si la monarquía es una institución con más solera. Para mí la monarquía no es democracia (y eso sin entrar en los detalles de cómo y quién puso al actual monarca en España) y por eso soy republicano. Aunque en España casi parece sinónimo, ser republicano no significa ser de izquierdas, aunque esto es otro rollo. De elefantes. Hace mucho que nuestro planeta dejó de tener espacios naturales "NATURALES". Obviamente en algunas zonas la mano del hombre se nota más que en otras, pero en todas partes es evidente. Y no solo se nota, sino que en muchos casos esa mano se ha hecho necesaria para mantener ciertos ecosistemas y ciertas especies, y no digo para mantenerlos naturales, sino simplemente para mantenerlos. Si piensas que algo natural es algo no tocado por la mano del hombre, olvídate, eso ya no existe en la Tierra, ni siquiera en un país tan bien conservado como Botsuana. Esta alteración de los espacios naturales hace que deban ser gestionados artificialmente, cuya finalidad es que se conserven lo más parecido a como eran naturalmente. Y aquí es donde entra la caza. Nos guste o no (no me gusta la caza y no la entiendo, que quede claro), la caza es imprescindible en casi todos los ecosistemas terrestres (digo casi todos porque probablemente en la Antártida no lo sea). Si se prohibiera la caza en España, en poco años nos quedaríamos sin algunos de los mejores bosques, montes y matorrales de nuestros país. Si se prohibiera la caza de elefantes, en ciertas zonas de ciertos países africanos, desaparecerían tal y como lo conocemos parques tan emblemáticos como Kruger; no solo porque el exceso de herbívoros, especialmente elefantes, (una especie que se parece a nosotros en que modifica y adapta el ecosistema según sus necesidades y no al revés como hacen la gran mayoría de las otras especies), arrasaría la vegetación, sino porque una vez arrasada, se morirían de hambre al no tener que comer. Para que esto no sucediera se necesitarían espacios muy grandes donde los animales puedan ir de un sitio a otro una vez que han destrozado donde viven, para así permitir la regeneración de la vegetación y el ecosistema y la consiguiente y posterior vuelta de los animales. A pequeña escala es lo que sucede con la migración del Serengeti-Mara, no migran porque les guste andar de aquí para allá, sino porque se acaban los recursos en un sitio y van a buscarlos a otro. Pero este es un caso muy especial, porque en un espacio relativamente pequeño, se da el ciclo completo, pero no suele ser así. Los movimientos a grandes distancias y durante grandes períodos de tiempo, de animales como los elefantes, se han interrumpido en casi todo el continente por lo que no se pueden considerar ya poblaciones 100% naturales, así que, nos guste o no, precisan de una adecuada gestión. En la mayoría de los sitios la caza ha sido tan brutal durante tantos años que la gestión de los elefantes se limita a protegerlos para aumentar su población, pero en unos cuantos sitios privilegiados de África meridional (porque Botsuana está en África del sur y no central como se empeñan en poner en todos los medios: cualquier cosa por debajo del río Zambeze se considera África del sur, que no es lo mismo que Suráfrica) hay muchos elefantes (entendiendo por muchos, más de los que su ecosistema puede soportar) y en algunos casos es necesario matar algunos de esos elefantes para que no perjudiquen al ecosistema en conjunto, a otros elefantes y para que no supongan un peligro para las poblaciones humanas. Si sirve de consuelo, en la caza se buscan siempre los trofeos más grandes, que coinciden con los machos más grandes y mayores, en muchas ocasiones ya incapaces de combatir con otros machos ni tan grandes ni tan mayores, pero más fuertes, que les impiden el acceso a las hembras. Si a todo esto, además le metemos la variable económica, decir que la caza es un negocio tan grande que ha permitido la supervivencia de los mejores espacios naturales del mundo, en muchos de los cuales hoy la caza está prohibida, mucho antes de que se popularizaran las organizaciones conservacionistas (a ver si no por qué existen espacios como el Monte del Pardo, o el ya citado Serengeti). No estoy de acuerdo en absoluto con los cazadores en que ellos hacen más por la naturaleza que los ecologistas y es que en este tema, los cazadores confunden ecologistas con animalistas, que tanto daño están haciendo al mundo ecologista y conservacionista en general e incluso a la naturaleza en particular. Pero todo este párrafo tratando de explicar por qué la caza es necesaria en casi todos los espacios naturales del mundo (necesaria ecológiamente hablando) no perdona al rey por mucho que haya dicho que lo siente. ¿Que siente qué? ¿Haber estado de caza? Lo dudo, es una de sus aficiones favoritas, lleva toda la vida practicándola y si lo deja es porque después de esta quizá ya ni se tenga en pie, como para encima coger una escopeta. Entonces ¿qué es lo que siente? pues lo que siente es que no va a poder volver a hacerlo, no va a poder cazar (al menos elefantes) nunca más. Pero seguirá llevando su vida disoluta, frívola y a espaldas de la población que reina y esto no lo siente aun siendo el meollo de la cuestión paquiderma. Y esto es lo que me enerva de todo este tema, me enerva que la gente no vea más allá de la superficie y se quede con el intrascendente detalle del elefante; porque me da igual que el rey haya matado uno o mil elefantes, si no los mata él los hubiera matado otro, lo que no me da igual es que el rey diga que hay que apretarse el cinturón, arrimar el hombro y hacer un esfuerzo común y él siga viviendo como un millonario hortera y excéntrico, mientras la mitad de los jóvenes españoles no tienen empleo y el gobierno está terminando de liquidar el estado de bienestar que a duras penas se había montado. Me enerva que los medios aplauden su acto de contrición (¡cuántas veces he visto estos días esta palabra mal escrita! ¿pero es que nadie tiene el corrector activado?): "lo siento, he cometido un error y no volverá a pasar" pero si ni mi madre, que me quería creer todo, se tragaba eso cuando tenía 6 años. ¡Qué vergüenza de rey y de medios! (al menos los grandes, con El País a la cabeza, el mayor lameculos real del reino). ¡Qué vergüenza de educación que solo educa borregos incapaces de pensar por sí mismos! Amanecemos en el refugio antes de lo normal, es la última etapa y se ve que todos los que han hecho posible esta travesía quieren llegar a casa cuanto antes.
Antes de las 7:00 ya estamos caminando, la etapa de hoy muchas veces se divide en dos, pero nosotros preferimos hacerla en un día, no solo es posible, si no que dividiéndola serían dos etapas demasiado relajadas; aunque una buena opción sería en la primera parte desviarse al lago de Mahoma, que no se ve en la ruta normal y debe ser muy bonito. La primera parte de la bajada es una parte muy empinada donde se pierde mucha altitud (tenemos que bajar casi 2000 metros en esta jornada), con rocas sueltas y muy resbaladizas, más si está lloviendo, como es el caso. Al final de esta zona se llega a lo que se conoce como Kachuchu, todavía más empinado, pero donde han puesto unos peldaños y escalinatas que ayudan mucho. Cuando se llega a la base de Kachuchu, ya está todo lo complicado hecho y ya solo queda un suave y largo paseo hasta el pueblo de donde salimos. Aquí paramos a tomar algo, descansar un poco y agrupar todo el grupo. Por unos instantes sale el sol. Al poco de reanudar la marcha comienza a llover muy fuerte, pasamos empapados por el refugio donde pasamos la primera noche (¡qué lejos queda esto ya!) y decidimos no parar ya que de lo contrario nos quedaríamos fríos. Tres horas más y alcanzamos el hotel donde pasaremos las noche. Datos: Octava y última etapa. Salida: Guy Yoeman, 3505 m.sn.m. Llegada: Nyakalengija aproximadamente a 1800 m.s.n.m. Tiempo: 6 horas prácticamente sin paradas debido a la fuerte lluvia. Ritmo: muy variable al principio donde la bajada es complicada y cada uno baja como puede, habiendo en general mucho 4x4. Después de Kachuchu el ritmo es muy rápido. |