Salimos muy pronto de Nairobi y llegamos a la frontera con Tanzania a eso de las 8:30, media hora antes de lo acordado con los otros 6 coches y 22 personas (éramos en total 7 coches y 27 personas).
El siguiente coche en llegar fue el de los otros españoles, Elena y Lucas con los que escalamos en su casa, demostrando así que la impuntualidad española es un mito.
La zona de acampada está muy bien, con decentes baños y lugares comunes para cocinar y fregar. Además tiene tiendas grandes a buen precio y cabañas más lujosas y una pequeña piscina.
A la mañana siguiente nos levantamos con la calma y con la misma nos fuimos a la garganta del río que titula esta entrada.
Como suele pasar en la sabana masai, de la nada aparecieron un montón de niñas y mujeres con artesania para vender, que nos acompañaron un buen rato, después de habersenos repartido para el negocio que harían a la vuelta de la caminata.
La garganta es espectacular y el fondo de la misma es un circo muy alto, redondeado y pequeño de donde a media altura manan un sinfín de cascadas que hacen del entorno espectacular.
La falta de un objetivo ojo de pez justifica la ausencia de fotos al nivel del lugar.