Ahora la, equivocadamente, autoproclamada democracia más antigua del mundo, dice que con el asesinato de Bin Laden se ha hecho justicia... y eso que ha reconocido que el objetivo no era detenerlo si no asesinarlo.
Bin Laden, entrenado por la CIA durante las operaciones de ésta en Afganistán con el único objetivo de fastidiar a la URSS y a los "comunistas" como encarnación infantil del demonio, no ha merecido ni un juicio como incluso los nazis lo merecieron, lo que obviamente me lleva a pensar que lo preferían muerto para que no pudiera hablar y a que el estado moral del mundo en estos momentos es muy inferior al estado moral del mundo tras la segunda guerra mundial, cuando, entre otras, cosas se establecieron los derechos universales, carta que ahora EEUU no podría firmar.
El único político español que ha cuestionado, hasta donde yo he leído, esta operación de asesinar a Bin Laden, es Llamazares de IU, que, quizá, como sabe que no tiene futuro político, dice lo que deberían decir todos los demás.
El asesinato de Bin Laden es una vergüenza de EEUU que para colmo califica de justicia, lo que es venganza, y acción de las fuerzas especiales lo que es terrorismo de estado, por lo que todas las democracias del mundo deberían descalificar la acción.
Las celebraciones en Nueva York y otras ciudades estadounidenses me producen vergüenza ajena, no solo por pueriles sino porque EEUU, como nación, es responsable de la creación de Bin Laden como terrorista y por tanto responsable de lo que pasó en las torres gemelas. Mejor harían en revisar su propia historia y no cometer los mismos errores que llevan a desgracias menores como las torres gemelas (menos de 3000 muertos) y mayores como las de Irak o Afganistán (alguien lleva la cuenta de cuantos cientos de miles de muertos llevamos...).
El político responsable de las acciones de la CIA en Afganistán cuando la URSS trató de invadirla, consiguió más de tres mil millones de fondos para parar a la URSS y permitir que Afganistán fuera un estado libre e independiente, sin embargo, fue incapaz de conseguir un millón de dólares para un programa educativo en Afgansitán que probablemente hubiera cambiado la historia. Tras esta decepción, Charlie Wilson, que así se llamaba y de cuya historia hay una decente película, dijo refiriéndose a lo que hizo en Afganistán: "Estas cosas pasaron, fueron gloriosas y cambiaron el mundo... y al final la jodimos".
Cuando veo testimonios de víctimas que se alegran por la muerte de Bin Laden, veo que no tienen ni idea de quién es el responsable último de sus desgracias.
De la historia se aprende, pero solo si la conoces.