La técnica es muy simple y viene usándose desde los tiempos de Méliès, aunque con la popularización de las cámaras digitales y los intervalómetros, se ha puesto de moda con algunos resultados espectaculares.
Consiste en hacer fotos fijas con un intervalo fijo, que varía dependiendo de diversas circunstancias, y posteriormente editarlas en forma de vídeo. El resultado es una acelaración de la acción, más acusada de lo deseado en el primer ejemplo y mejor en el segundo, que queda muy espectacular.
El equipo que he usado es una cámara Nikon d7000 (que lleva intervalómetro interno, así que no hace falta uno externo), un objetivo zoom Nikon 18-200 y un trípode. Y por supuesto la inestimable ayuda que da poder disponer de una maravillosa terraza desde la que poder dejar todo el equipo despreocupadamente durante unas horas y con unas vistas espectaculares.Os dejo algunos ejemplos que he hecho estos días. Los dos primero son de la misma localización, con el primero demasiado rápido para mi gusto (pensé que las nubes apenas se movían y puse un intervalo demasiado largo, 30 segundos, lo que da como resultado un vídeo muy corto donde todo se mueve muy deprisa) y el segundo mejor pero se me acabó la batería y no lo pude dejar todo el tiempo que me hubiera gustado).
El tercer vídeo es desde la terraza de mi casa a la luna llena de ayer y aunque el ritmo está bien, la contaminación lumínica es excesiva para fotografía nocturna.