Es un volcán muy extraño, que por el tipo de lava que expulsa es único en el mundo, teniendo su lava una viscosidad parecida a la del agua y una temperatura en torno a los 600º C.
Todo esto hacía de su cráter uno de los paisajes más extraños y sorprendentes del mundo, pero las últimas erupciones explosivas de cenizas de junio de 2007 que continuaron hasta abril de 2008, han cambiado completamente este panorama y actualmente no hay flujo de lava y su otrora espectacular cráter está completamente cubierto por cenizas, quitándole toda particularidad especial como solía; aún sabiendo esto, decidimos subir, pero solo porque no sabíamos que la subida sería por la línea de máxima pendiente, por unos canales llenos de cenizas y arenas muy sueltas que hacen el avanzar un doble esfuerzo por cada paso dado; y así unos 1600 metros de desnivel, 3200 acumulado.
Y comenzando a la 1... de la madrugada.
Vamos lo que se viene en llamar ¡una paliza que te cagas!
Nos levantamos de la cama a las 12 de la noche, buena hora para quedar a tomar unas cañas, no tanto para subir montañas. Claro que probablemente si ves a la luz del día el panorama que te espera desistas en tu empresa.
Aunque no es la montaña más difícil ni la más alta, es la más dura y desagradable que he subido nunca. La cantidad de material suelto unido a una pendiente de más de 45º, hacía que en muchas ocasiones la única manera de avanzar fuera a cuatro patas y el suelo sobre el que te apoyabas se desplazaba hacia abajo la mitad del recorrido que con esfuerzo habías realizado, así que, aunque no paré a descansar en todo el recorrido, paraba cada diez pasos a recuperar el aliento, tras los breves y sucesivos "sprints" en que consistía la ascensión.
Poco antes de las 6:00 llegábamos al borde del cráter; como ya he dicho no había lava que ver fluir por las recientes explosiones, pero es que además había una espesa niebla que nos impedía ver la lava aunque fluyera bajo nuestros pies. Del espectacular y único fondo del cráter ni mentarlo.
Comenzamos el descenso, que como bien sabe cualquiera que haya subido montañas cuesta menos pero duele más.
Cuando las lavas acuosas que le caracterizan vuelvan a fluir volveré, pero lo subiré por el día para dormir en el cráter y poder verlo en su máximo esplendor, como en las fotos del National Geographic de hace unos años.